José Luis Labad
Martínez nació y vive en Madrid, España.
Además de poeta
es pintor, fotógrafo y miembro de la organización social “Halcones de la
Amistad”.
Libros editados:
- Gotas de
tinta. (2011 - Editorial Prisma)
- Los Hijos de
la isla (2012 - Dirección y prólogo.
Relatos publicados con otros autores. Editorial Prisma)
- Besos en los
cristales (2013 - Editorial
Cultivalibros)
- Oigo susurrar
a las hojas (2013 - Dirección y prólogo.
Poemas publicados con otros autores. Editorial Cultivalibros)
- Palabras bajo
tu cama (2014 - Éride Ediciones)
- Trazos de tiza
(2015 - Éride Ediciones)
Colaboraciones
en otras publicaciones:
- Canciones de
navidad del país de nunca jamás de S.A. López Navia. Ilustración (2011 -
Editorial La Discreta)
- Palabras entre
centeno. Poema (2012 - C.E. Poéticos)
- Metáforas en
el cielo. Poema (2012 - C.E. Poéticos)
- Se buscan
quijotes. Poema (2012 - C.E. Poéticos)
- En el reino de
Escocia de Rocío Muñoz. Prólogo (2014 - Editorial Cultivalibros)
- En el umbral
de la nada de Julio Prieto. Prólogo (2015 - Éride Ediciones)
Concursos
literarios:
- Primer premio
en la VIII edición de relatos de la Cadena Ser Madrid Sur. (2015)
- Secretario y
organizador del I y II Certamen Literario Internacional "El Rincón de Arte
Haiku San" (2014-2015-2016)
SELECCIÓN POÉTICA
LA TABLA DEL NUEVE
(La letra con sangre
entra)
A
Antonio Machado y su “Recuerdo infantil”
Se
me agarrotan los dedos
tiznados
de tiza
oliendo
a pupitre raspado
mezclado
con aroma
de
aceite de ricino
y
calcio en botella de cuello largo.
Mientras,
suena en mis oídos,
la
tabla del nueve.
Nueve
por una es nueve,
y
la piel, se torna azulada.
Sangre
derramada
por
las sílabas que salen al alba
de
aquellas ansias contenidas
entre
canciones de la Patria
y
Padrenuestro con sabor a rancio
a
la entrada de aquel pequeño colegio
mezclado
con el barro
y
con las tristes miradas
que
nos arrojaban a la cara.
Y
continúa la cantinela…
Nueve
por cinco
cuarenta
y cinco.
Taladra
el estruendo
de
la dictadura del poder,
de
los reglazos en las manos
sucias
de tanto coger la lima
y
clavarla en la tierra de mi barrio.
Nueve
por ocho
setenta
y dos.
Resuellos
entre lágrimas
y
penas derramadas.
Meriendas
de mucho pan
y
poco chocolate,
aderezadas
con tanto amor
que
me parte el alma
al
ver su fotografía.
Y
termina la entonación
maldita
y reprimida
de
la tabla del nueve.
Vuelta
a casa
entre
carteras de piel vuelta
con
olor a especias árabes
y
zapatos “Gorila”
con
suela desgastadas
de
tanto y tanto
pasar
de pie en pie,
de
hermano a hermano,
de
vecino a vecino.
Sabores
de mi niñez
que
se mezclan
entre
recuerdos y hambre
con
los de la otra España
que
vivía al otro lado del río
de
mi infancia.
Recuerdos
imborrables
y
rodillas ensangrentadas.
Nueve
por diez noventa
y
empieza otra vez más
la
odiada cantinela.
ARQUITECTO DE VERSOS
(El Maestro de las
palabras)
A
Benjamín Prado
De
porte enjuto y templado,
de
mirada perdida entre versos,
se
encuentra el poeta.
Sonrisa
sosegada a media luz
en
una existencia febril
y
consagrada a los sentimientos
tras
los visillos de la vida,
habitan
los poemas
del
hombre comprometido
con
la libertad y los sueños.
Así
es, sencillo y cercano
con
cierto aire sutil y bondadoso.
Adicto
a las artes y a las cosas bellas,
compositor
de notas que recorren
la
Cava Baja y sus tabernas,
mientras
Dylan nos susurra al oído
una
melodía que nos enternece
con
las letras que moderan la rabia,
a
la vez que el maestro Alberti
entre
“Sermones y moradas”
recorre
su poesía entre consejos
y
bromas con los de amigos.
Así
es nuestro poeta,
un
hombre sensitivo
y
con cicatrices en el alma.
Un
mortal que se agarra a la vida
a
través de sus palabras o de sus canciones
al
igual que el náufrago,
lo
hace al tablón de madera que le acompaña
acompasando
su propia suerte
en
una confluencia de olas cruzadas
entre
letras y corazones desperdigados.
Así
es, o así creo que es,
o
al menos me gustaría que fuese
el
Maestro de las palabras,
el
Encantador de sonrisas,
el
Arquitecto de los versos.
HUELE A PINTURA
(Rescatando olores
de las paredes)
Huele
a pintura esta mañana,
a
pintura y a aire fresco
y
también a tu pelo.
Huele
a pintura esta tarde
y
me embriaga su olor
mezclado
con tu aroma a manzana.
Huele
a pintura esta noche
mezclada
con las sábanas
y
con el sudor de tu cuerpo desnudo.
Huele
a pintura hoy…
Huele
a pintura siempre…
VIENTOS DEL ESTE
(Añorando lo que hay
detrás de mi espalda)
Vientos
del Este me llegan
recordando
cabellos negros,
ojos
profundos, sangre de hielo.
Me
alcanzan por la mañana
atados
a tu cintura
pegados
a tu nombre.
Con
aires frescos de nieve
enredados
entre mis dedos
ahuyentando
mis recelos.
Deseándote
cada día,
añorándote
por las noches,
callando
por no pecar.
Pero
hasta cuando te engaño
te
amo. Te amo irracionalmente
con
mil instintos descompuestos.
Muero
al saber que estás ahí
cerca
de mí y no poder acariciarte,
imaginando
momentos en silencio.
No
cuestionar por qué te amo,
no
pensar por qué lo hago,
sólo
hacerlo y nada más.
Delirio
castrador de pensamientos
que
se alojan en mi interior
desatando
instintos reprimidos.
Ahuyentando
miedos ocultos,
pasando
páginas de libros
que
se borran cada día.
Dejar
de atormentarme,
esperar
a que llegue la mañana
borrando
la noche sin estrellas.
Del
Este vientos me llegan
con
manos sonrosadas
con
voces insatisfechas.
Vientos
del Este me vienen.
Vientos
del Este se quedan.
MANOS
(Idioma común de las
manos que hablan)
Manos
que se mueven sin concierto
emitiendo
señales que dicen mucho,
que
enseñan más de lo que quieren.
Son
aliadas de los ojos y la mente,
de
los labios que se muerden,
que
se abren y se cierran,
que
se esconden entre las manos,
que
se juntan con los ojos,
con
las manos y las mentes,
que
muestran su desnudez,
sus
logros y sus miedos.
Manos
aisladas del cuerpo,
pegadas
a otro cuerpo,
acariciando,
sintiendo,
transmitiendo
calor en los dedos.
Manos
que pasean sensaciones,
descolgando
gritos exultantes
de
placer desbocado,
de
tierno amor de enamorados.
Manos
que golpean bellos cuerpos
de
mujeres que se pierden
en
las manos de otros hombres
que
las quieren y las aman.
Manos
que agitan sexos
después
de llegar a un buen precio.
Manos
que hurgan sensaciones
entre
muslos sonrosados,
se
estremecen, se entrecortan,
entre
gritos y gemidos,
entre
llantos y susurros.
Manos
limpias, torpes,
temblorosas
e imprecisas,
del
primer amor perdido,
del
segundo incomprendido.
Manos
que encuentran el deleite,
que
se ciernen en tus pechos,
que
se pierden en la dicha.
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