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I Festival Internacional

miércoles, 6 de enero de 2016

POETAS PARTICIPANTES: JOSÉ LUIS LABAD MARTÍNEZ, ESPAÑA



José Luis Labad Martínez nació y vive en Madrid, España.
Además de poeta es pintor, fotógrafo y miembro de la organización social “Halcones de la Amistad”.
Libros editados:
- Gotas de tinta. (2011 - Editorial Prisma)
- Los Hijos de la isla (2012 -  Dirección y prólogo. Relatos publicados con otros autores. Editorial Prisma)
- Besos en los cristales (2013 -  Editorial Cultivalibros)
- Oigo susurrar a las hojas (2013 -  Dirección y prólogo. Poemas publicados con otros autores. Editorial Cultivalibros)
- Palabras bajo tu cama (2014 - Éride Ediciones)
- Trazos de tiza (2015 - Éride Ediciones)
Colaboraciones en otras publicaciones:
- Canciones de navidad del país de nunca jamás de S.A. López Navia. Ilustración (2011 - Editorial La Discreta)
- Palabras entre centeno. Poema (2012 - C.E. Poéticos)
- Metáforas en el cielo. Poema (2012 - C.E. Poéticos)
- Se buscan quijotes. Poema (2012 - C.E. Poéticos)
- En el reino de Escocia de Rocío Muñoz. Prólogo (2014 - Editorial Cultivalibros)
- En el umbral de la nada de Julio Prieto. Prólogo (2015 - Éride Ediciones)
Concursos literarios:
- Primer premio en la VIII edición de relatos de la Cadena Ser Madrid Sur. (2015)

- Secretario y organizador del I y II Certamen Literario Internacional "El Rincón de Arte Haiku San" (2014-2015-2016)

SELECCIÓN POÉTICA

LA TABLA DEL NUEVE
(La letra con sangre entra)

A Antonio Machado y su “Recuerdo infantil”

Se me agarrotan los dedos
tiznados de tiza
oliendo a pupitre raspado
mezclado con aroma
de aceite de ricino
y calcio en botella de cuello largo.
Mientras, suena en mis oídos,
la tabla del nueve.
Nueve por una es nueve,
y la piel, se torna azulada.
Sangre derramada
por las sílabas que salen al alba
de aquellas ansias contenidas
entre canciones de la Patria
y Padrenuestro con sabor a rancio
a la entrada de aquel pequeño colegio
mezclado con el barro
y con las tristes miradas
que nos arrojaban a la cara.
Y continúa la cantinela…
Nueve por cinco
cuarenta y cinco.
Taladra el estruendo
de la dictadura del poder,
de los reglazos en las manos
sucias de tanto coger la lima
y clavarla en la tierra de mi barrio.
Nueve por ocho
setenta y dos.

Resuellos entre lágrimas
y penas derramadas.
Meriendas de mucho pan
y poco chocolate,
aderezadas con tanto amor
que me parte el alma
al ver su fotografía.
Y termina la entonación
maldita y reprimida
de la tabla del nueve.
Vuelta a casa
entre carteras de piel vuelta
con olor a especias árabes
y zapatos “Gorila”
con suela desgastadas
de tanto y tanto
pasar de pie en pie,
de hermano a hermano,
de vecino a vecino.
Sabores de mi niñez
que se mezclan
entre recuerdos y hambre
con los de la otra España
que vivía al otro lado del río
de mi infancia.
Recuerdos imborrables
y rodillas ensangrentadas.
Nueve por diez noventa
y empieza otra vez más
la odiada cantinela.


ARQUITECTO DE VERSOS
(El Maestro de las palabras)

A Benjamín Prado

De porte enjuto y templado,
de mirada perdida entre versos,
se encuentra el poeta.
Sonrisa sosegada a media luz
en una existencia febril
y consagrada a los sentimientos
tras los visillos de la vida,
habitan los poemas
del hombre comprometido
con la libertad y los sueños.
Así es, sencillo y cercano
con cierto aire sutil y bondadoso.
Adicto a las artes y a las cosas bellas,
compositor de notas que recorren
la Cava Baja y sus tabernas,
mientras Dylan nos susurra al oído
una melodía que nos enternece
con las letras que moderan la rabia,
a la vez que el maestro Alberti
entre “Sermones y moradas”
recorre su poesía entre consejos
y bromas con los de amigos.
Así es nuestro poeta,
un hombre sensitivo
y con cicatrices en el alma.
Un mortal que se agarra a la vida
a través de sus palabras o de sus canciones
al igual que el náufrago,
lo hace al tablón de madera que le acompaña
acompasando su propia suerte
en una confluencia de olas cruzadas
entre letras y corazones desperdigados.
Así es, o así creo que es,
o al menos me gustaría que fuese
el Maestro de las palabras,
el Encantador de sonrisas,
el Arquitecto de los versos.


HUELE A PINTURA
(Rescatando olores de las paredes)

Huele a pintura esta mañana,
a pintura y a aire fresco
y también a tu pelo.

Huele a pintura esta tarde
y me embriaga su olor
mezclado con tu aroma a manzana.

Huele a pintura esta noche
mezclada con las sábanas
y con el sudor de tu cuerpo desnudo.

Huele a pintura hoy…
Huele a pintura siempre…


VIENTOS DEL ESTE
(Añorando lo que hay detrás de mi espalda)

Vientos del Este me llegan
recordando cabellos negros,
ojos profundos, sangre de hielo.

Me alcanzan por la mañana
atados a tu cintura
pegados a tu nombre.

Con aires frescos de nieve
enredados entre mis dedos
ahuyentando mis recelos.

Deseándote cada día,
añorándote por las noches,
callando por no pecar.

Pero hasta cuando te engaño
te amo. Te amo irracionalmente
con mil instintos descompuestos.

Muero al saber que estás ahí
cerca de mí y no poder acariciarte,
imaginando momentos en silencio.

No cuestionar por qué te amo,
no pensar por qué lo hago,
sólo hacerlo y nada más.

Delirio castrador de pensamientos
que se alojan en mi interior
desatando instintos reprimidos.

Ahuyentando miedos ocultos,
pasando páginas de libros
que se borran cada día.

Dejar de atormentarme,
esperar a que llegue la mañana
borrando la noche sin estrellas.

Del Este vientos me llegan
con manos sonrosadas
con voces insatisfechas.

Vientos del Este me vienen.
Vientos del Este se quedan.


MANOS
(Idioma común de las manos que hablan)

Manos que se mueven sin concierto
emitiendo señales que dicen mucho,
que enseñan más de lo que quieren.
Son aliadas de los ojos y la mente,
de los labios que se muerden,
que se abren y se cierran,
que se esconden entre las manos,
que se juntan con los ojos,
con las manos y las mentes,
que muestran su desnudez,
sus logros y sus miedos.
Manos aisladas del cuerpo,
pegadas a otro cuerpo,
acariciando, sintiendo,
transmitiendo calor en los dedos.
Manos que pasean sensaciones,
descolgando gritos exultantes
de placer desbocado,
de tierno amor de enamorados.
Manos que golpean bellos cuerpos
de mujeres que se pierden
en las manos de otros hombres
que las quieren y las aman.
Manos que agitan sexos
después de llegar a un buen precio.
Manos que hurgan sensaciones
entre muslos sonrosados,
se estremecen, se entrecortan,
entre gritos y gemidos,
entre llantos y susurros.
Manos limpias, torpes,
temblorosas e imprecisas,
del primer amor perdido,
del segundo incomprendido.
Manos que encuentran el deleite,
que se ciernen en tus pechos,
que se pierden en la dicha.

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